Una de las características más cruciales para un futbolista, especialmente en las primeras fases del entrenamiento, es la coordinación. Esta evalúa la capacidad del jugador para ejecutar diferentes movimientos con claridad y armonía, moverse con rapidez por el espacio y controlar tanto el cuerpo como el balón durante un partido dinámico. En el fútbol contemporáneo, la capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios en el entorno de juego, evitar a los oponentes o ejecutar combinaciones complejas es tan importante como las habilidades técnicas.
Dado que incluso los ejercicios más básicos ayudan a crear una conexión entre el deseo y los movimientos reales en el campo, el desarrollo de la coordinación debería ser un componente crucial del entrenamiento para principiantes. Los ejercicios sencillos no requieren mucho espacio ni equipamiento complicado. Los ejercicios que incluyen breves aceleraciones y paradas, saltos a una pierna y cambios de posición corporal durante el movimiento, por ejemplo, ayudan a desarrollar el equilibrio y a enseñar a controlar el cuerpo en diversos contextos. También son efectivos los ejercicios tradicionales que implican una “escalera” en el suelo o una secuencia de breves sprints que implican esquivar golpes y cambiar de dirección.
Los ejercicios con balón son especialmente importantes para el entrenamiento. Conducir con uno o ambos pies entre obstáculos, giros, paradas y movimientos bruscos activa los músculos del pie, lo que requiere que el jugador piense y responda simultáneamente. Además de mejorar la coordinación, este tipo de entrenamiento fomenta el “pensamiento futbolístico”, que es la capacidad de tomar decisiones con rapidez y sin pensarlo dos veces.
No descuide la coordinación de los movimientos de cada componente del cuerpo, incluidas las manos, que contribuyen al equilibrio. Es posible reducir el riesgo de lesiones y aumentar la confianza en el campo realizando ejercicios sencillos de equilibrio, incluso en casa.
El entrenamiento de la coordinación es, después de todo, una actividad continua que no se puede ignorar. El jugador podrá manejar el balón con mayor destreza, actuar con más confianza en el combate cuerpo a cuerpo y adaptarse rápidamente a las situaciones cambiantes del juego tras tan solo unas semanas de práctica constante. Esto sirve como una gran motivación para que un principiante siga adelante, mejore y encuentre oportunidades futbolísticas.